viernes, 18 de mayo de 2012

Día 7. De Astorga a Ponferrada.

Lo del aire queda totalmente confirmado nada mas salir de Astorga. Continúa dándome de frente y encima parece que sopla mas fuerte que ayer. Esto hace que la marcha se ralentice bastante. En una recta asfaltada no consigo superar los 10 Km/hora ni poniendo el máximo desarrollo en los piñones, y eso que es un pelín cuesta abajo. Me parece que voy todo el rato subiendo una cuesta.

Ermita del Ecce Homo

Chino en Camino

         A un par de kilómetros de Astorga me detengo un momento en la Ermita del Ecce Homo a echar unas fotos. Hoy he madrugado y aún no son ni las 9 de la mañana. Hay unos cuantos  peregrinos sellando las credenciales y entre ellos me llama la atención uno oriental que iba vestido tipo chino con su sombrero cónico y todo. El tipo pateaba de lo lindo porque en el siguiente pueblo me pilló, y en el siguiente, lo mismo.


Desde Astorga hasta Rabanal del Camino se ascienden casi 300 metros de altitud en unos 20 kilómetros, una subida muy tendida y bastante llevadera si no fuera por el aire en contra. Y desde Rabanal a Foncebadón se suben otros 300 metros, pero en poco mas de 5 kilómetros. Ahí es donde voy a tener que empujar, pienso.


Voy adentrándome por la Maragatería, conocida por ser tierra de arrieros y por sus cocidos pantagruélicos. Paso por Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza y por El Ganso, antiguos pueblos de arrieros maragatos, de recias casas con portalones de doble hoja siempre pintados de algún color primario.

En un cruce, dejo la ruta y me desvío a la derecha unos dos kilómetros en busca de los restos de una antigua explotación aurífera de tiempos de los romanos llamada La Fucarona. Lo había leído en una guía, pero al final no dí con el sitio y me dí la vuelta. No ví ni una señal, lo que me hace pensar que seguramente no era ese el desvío que tenía que tomar.




Sigo subiendo muy despacio por culpa del viento y un kilómetro antes de llegar a Rabanal del Camino hago un alto en el Roble del Peregrino, un impresionante ejemplar varias veces centenario. ¡Sabe Dios cuántos peregrinos se habrán refugiado bajo estas ramas!


Albergue. Rabanal del Camino

En Rabanal del Camino hago una buena parada para reponer fuerzas antes de la subida a Focebadón. Estuve tomando cerveza, empanada y tortilla en la terraza de la Posada El Tesín (6€), mientras escuchaba la animada conversación en francés que tenían las dos peregrinas de la mesa de al lado, aunque no me enteré de nada, ni falta que me hacía, que yo de francés ni papa...Luego me acerqué hasta el albergue municipal donde me había alojado hace ahora diez años, cuando había intentado hacer el Camino andando. Recuerdo que al día siguiente había tenido que abandonar al llegar a Molinaseca con los piés reventados.

Según las crónicas medievales, en esta localidad paraban los peregrinos a recobrar fuerzas y se agrupaban para sortear las cumbres del peligroso monte Irago, donde acechaban los animales salvajes y los bandidos. Rabanal sirvió también de posada (casa de las Cuatro Esquinas) a Felipe II en su peregrinación a Santiago.


Desde aquí hasta Foncebadón, en un tramo de seis kilómetros, voy todo el tiempo caminando y empujando la bicicleta. Pedaleando no consigo ir mucho mas rápido que andando, así que bajo y me pongo a empujar. Me lleva casi hora y media llegar a Foncebadón, un pueblo arruinado y casi deshabitado, que, aunque antaño fue un importante jalón en la ruta jacobea, hoy en día se encuentra en un penoso y sobrecogedor estado de abandono. A la entrada del pueblo, sin embargo, hay un gran albergue-casa rural de reciente construcción y al lado está la Taberna de Gaia, en una palloza celta.


Casas arruinadas en Focebadón











Foncebadón. Albergue El Convento y Taberna de Gaia

















Dos kilómetros mas de cuesta y me planto en la famosa Cruz de Ferro, que, clavada sobre un montículo de piedras a 1500 metros de altitud, es el techo del Camino Francés. Se trata de uno de los monumentos jacobeos mas antiguos y, sin duda, uno de los mas humildes. Una pequeña y sencilla cruz en lo alto de un poste de cinco metros clavado sobre un enorme montón de piedras acumuladas tradicionalmente durante siglos por los peregrinos. Yo dejé un trozo de cuarzo super blanco que había cojido durante la subida.




Suena el móvil. Mari y Mercedes están a punto de llegar a Ponferrada con el coche y a mí aún me quedan 26 kilómetros, aunque es casi todo bajada.

- ¿Dónde estás?...
- En la Cruz de Ferro, ¿y vosotras?
- Entrando en Ponferrada, ¿cuánto tardas?
- No sé....sobre una hora...
- Vale, te esperamos delante del Ayuntamiento.
- Ok, ¡allí nos vemos!

Hacia la parte del Bierzo el cielo se veía bastante cubierto así que me pongo el chubasquero antes de lanzarme cuesta abajo. Mas que nada como cortavientos.
Hasta Manjarín, donde está el refugio templario regentado por Tomás, otro personaje peculiar del Camino de Santiago, hay dos kilómetros y medio de bajada, pero después hay que volver a subir otros tres hasta un alto donde hay una Base militar de Transmisiones. Aquí también empujé en los últimos repechos.

En este punto comienza realmente el descenso hasta Ponferrada. Como ya me estaban esperando, decido bajar por la carretera para no perder tiempo. Aunque hay que bajar con cuidado, porque es una carretera muy sinuosa y con mucha pendiente, pero es una auténtica gozada bajar por aquí sin dar una pedalada. Ahora ya no me acuerdo para nada del viento en contra, no, jejeje..




A la altura de El Acebo empezaron a caer cuatro gotas, pero la cosa no fue a mas. Le pido a una peregrina que me eche una foto y continuo la bajada hasta Molinaseca, donde tiro otra foto y me tomo un cafetito rápido. Estos pueblos de esta zona ya los conocía de anteriores viajes, así que esta vez no paré nada en ellos. Tampoco era cuestión de hacer esperar a la gente...
Molinaseca

El Acebo






En Molinaseca se termina la bajada y ya sólo restan seis kilómetros practicamente llanos hasta Ponferrada, salvo un pequeño repecho a la altura de Lombillo.


Ponferrada. Castillo Templario
Cuando llegué al Ayuntamiento de Ponferrada la bici marcaba los 56 kilómetros de la etapa de hoy, y un total de 355 km. recorridos desde Burgos. "Ha ido todo de maravilla, según lo previsto", le digo a las chicas cuando me reúno con ellas. Diría que incluso mejor de lo previsto.  En estos seis días de pedaleo no he tenido ni el mas mínimo percance con la bicicleta. Ni pinchazos, ni saltos de cadena, ni problemas de frenos ni nada de nada. Y lo mas importante de todo: ninguna caída.


En cuanto a los gastos, decir que me gasté 100 € en mandarme a mí y a la bici hasta Burgos, 150 € en alojamientos, y otros 150€ en comidas, bebidas y bocadillos. Total 400€ del ala, pero que doy por bien empleados.



Bueno, esto ya se acabó. Ahora toca pensar en la siguiente historia. A ver si organizo para este Otoño la de bajar hasta Palencia por la Cañada Real. Y si me pongo en forma, para el año que viene, el Camino Primitivo.

Ya se verá.....